lunes, 22 de noviembre de 2010

Menos contigo

Dudo, no dudo de ti
pero sí de tus dudas.
Cuando la soledad aprieta
dudo, y dudo también
cuando estoy solo.
Dudo no de ti
si no de tus dudas,
dudo a las 10, a las 11,
cuando estoy desnudo
en el espejo a punto
de entrar en la ducha.
Dudo al levantarme,
al acostarme, cuando
pienso largo rato
en tu lengua.
Dudo todo el día
y toda la noche,
no del día ni de la noche
ni de ti; pero dudo sin cesar,
en todo momento
que pueda recordar
dudo; menos
cuando estoy contigo:
El instante
en el que te tengo enfrente,
es el único para el cual
no tengo cosas
de las que dudar.
Y es que no puedo
gastar nuestro poco tiempo
con mis dudas,
que no son dudas de ti,
ni tampoco lo son de mí,
y seguro que al final
tampoco lo son
ni de tus dudas.

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