miércoles, 19 de enero de 2011

La pace porta la felicità, la fiducia e la fiducia in voi stessi, e prima ancora, nessun colore, pochi la trovano d'altra parte, alcune cattive compagnie, gli altri si girano giocare lì chi fa più danni, e non c'è un altro gruppo che hanno tutto ciò che vi serve è un equilibrio emotivo, di tenere tutto, tutto.
Vivere ciò che ho fatto ieri, o cinque minuti fa non ti serve nulla, solo che quando si lascia questa vita di cui parli in passato, la maggior parte può essere rassicurati o quanto poco abbiamo fatto prima, ma che è capace di essere così lontano Sappiamo che non possiamo cambiare? tutti godere della stessa opportunità, i vantaggi più o meno, inconvenienti più o meno, ma tutto quello che facciamo, e mentre si sta calmi, trasmettere tutto questo al resto, e non mancherà voi né felicità , la fiducia e la fiducia in te.

martes, 11 de enero de 2011

¿qué es la felicidad?


Esa es una pregunta que ya la borré hace mucho de mi cabeza, justamente porque no sé responderla.

No soy el único. En el transcurso de todos estos años, he convivido con todo tipo de personas: ricas, pobres, poderosas y acomodadas. En todos los ojos que se cruzaban con los míos, siempre me pareció que faltaba algo – e incluyo a los guerreros, y a los sabios, gente que no tendría nada de qué quejarse.

Algunas personas parecen felices: simplemente, no se plantean el asunto. Otras hacen planes: tendré un marido, una casa, dos hijos, una casa de campo… Mientras se encuentran ocupadas realizando esa lista, son como toros embistiendo: no piensan, sólo avanzan. Consiguen su coche, a veces consiguen hasta su Ferrari, les parece que en eso consiste el sentido de la vida, y no se hacen nunca la pregunta de arriba. Pero, a pesar de todo, los ojos arrastran una tristeza de la que estas personas ni siquiera son conscientes.

Yo no sé si todo el mundo es infeliz. Lo que sé es que las personas están siempre ocupadas: trabajando más tiempo del que les corresponde, ocupándose de los hijos, del marido, de la carrera, del diploma, de lo que harán al día siguiente, de lo que hay que comprar, de lo que hay que tener para no sentirse inferior, etc.

Pocas personas me dijeron: “Soy infeliz”. La mayoría me dice: “Estoy de maravilla. Conseguí todo lo que quería”.

Entonces, les pregunto: “¿Qué es lo que te hace feliz?”

Me responden: “Tengo todo lo que cualquiera puede desear: familia, casa, trabajo, salud…”

Les pregunto de nuevo: “¿Alguna vez te paraste a pensar si eso era todo en la vida?”

Y responden: “Sí, eso es todo”.

Insisto: “En ese caso, el sentido de la vida es el trabajo, la familia, los hijos que crecerán y acabarán marchándose, la mujer o el marido que con el tiempo se transforman más en amigos que en auténticos enamorados. Y el trabajo terminará un día. ¿Qué harás cuando llegue ese momento?”

Llegados a este punto, no me responden. Se van por las ramas. Pero siempre queda algo escondido: el empresario que aún no hizo el negocio que soñaba, el ama de casa a la que le gustaría disponer de más independencia y más dinero, el que acaba de conseguir su título en la facultad se pregunta si fue él quien escogió sus estudios o si alguien los eligió por él, al dentista le habría gustado ser cantante, el cantante hubiera querido ser político, el deseo del político era ser escritor, y el escritor es un labrador frustrado.

En la calle donde escribo esta columna y observo a las personas que pasan, apuesto a que todo el mundo esta sintiendo lo mismo. Esta mujer tan elegante dedica sus días a intentar parar el tiempo, controlando la báscula, porque piensa que de eso depende el amor. En la acera de enfrente se ve a una pareja con dos niños. El hombre y la mujer viven momentos de intensa felicidad cuando salen a pasear con sus hijos, pero al mismo tiempo el subconsciente se preocupa del empleo que podría faltar un día, de las tragedias que pueden llegar en cualquier momento, y piensa en cómo librarse de ellas, cómo protegerse del mundo.

Hojeo las revistas de famosos: todo el mundo riéndose, todo el mundo contento. Pero como frecuento este medio, sé que la realidad es otra: todos aparecen riendo o divirtiéndose en la foto, en aquel momento, pero por la noche, o por la mañana, la historia es diferente. “¿Qué voy a hacer para seguir apareciendo en las revistas?” “¿Cómo voy a disimular que ya no tengo el dinero suficiente para mantener esta vida de constantes lujos?” O “¿Cómo hago para aumentar mi lujo, para hacerlo más llamativo que el de los demás?” “La actriz con la que aparezco en esta foto, riéndonos las dos, celebrando algo, ¡mañana me puede robar el papel!” “¿Estaré mejor vestida que ella? ¿Por qué sonreímos, si nos detestamos?”

En fin, me quedo con los versos de Jorge Luis Borges: “Ya no seré feliz. Tal vez no importa. Hay tantas otras cosas en el mundo”.


sábado, 8 de enero de 2011

Angeles


Me siento y espero

Hay un ángel contemplando mi destino.

¿Y ellos saben

los sitios a los que iremos

cuando seamos viejos?

Por eso me han dicho

Que esta salvación tiene sus alas cerradas

Por eso cuando estoy acostado en mi cama

Pensamientos corren por mi cabeza

Y yo siento que este amor está muerto

Amo a los ángeles en vez de eso


Y a pesar de todo

él me ofrece protección

mucho amor y afección

aunque esté acertado o equivocado

Y debajo de la cascado

donde quiera que él pueda tomarme

sé que la vida no me romperá

cuando vaya a llamarla

Él no me olvidará

Amo a los ángeles en vez de eso


Cuando me siento débil

Y mi pena me dirige a una calle de un solo camino

Miro por encima

Y se que yo siempre he sido bendecido con el amor

Y crece el sentimiento

Él respira carne a mis huesos

Y cuando el amor esta muerto

Amo a los ángeles en vez de eso


martes, 4 de enero de 2011

G.G.M.

Si por un momento Dios se olvidará de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más. Entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía cuando los demás hablan y ¡cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate!

Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma. Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, una canción de Serrat sería la serenata. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas y el encarnado beso de sus pétalos...

Dios mío si yo tuviera un trozo de vida... no dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero que la quiero. Convencería a cada hombre o mujer de que son mis favoritos y viviría enamorado del amor. A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse. A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.

Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... he aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por vez primera, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre. He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas las cosas que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.

Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas. Si supiera que hoy es última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que ésta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos momentos que te veo, diría
TE QUIERO y no asumiría tontamente que ya lo sabes.

Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré. El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesites, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles
lo siento, perdóname, por favor, gracias y todas las palabras de amor que conoces.

Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos cuánto te importan.