sábado, 21 de mayo de 2011

¿SABEMOS TANTO DE SEXO COMO CREEMOS?

Las relaciones sexuales son parte fundamental de nuestra vida y sin embargo desconocemos muchas de las claves para poder disfrutar del sexo con plena satisfacción. Desterrar ciertos mitos sobre el sexo y aprender con cada encuentro será el camino para conseguirlo.

Vivimos en una sociedad aparentemente moderna y liberal con todo tipo de avances tecnológicos, en la cultura del culto por el cuerpo, en la búsqueda del desarrollo personal y presumimos de todo lo que hemos evolucionado en muchos terrenos. Sin embargo, es paradójico, como todavía en esta época se producen un alto porcentaje de embarazos no deseados, los jóvenes entre 14 y 18 años solicitan de manera frecuente la píldora postcoital (píldora del día después) por haber mantenido relaciones sexuales sin preservativo y para colmo, en las encuestas, el 28% de la población entre 15-29 años reconoce que mantiene relaciones sexuales sin usar ningún medio anticonceptivo.

Todos tenemos la sensación de que nuestros jóvenes saben más de sexo que generaciones anteriores. No es extraño oír conversaciones en el metro, en los parques, incluso en el colegio de niños y niñas que hablan de encuentros sexuales, caricias, masturbación a edades aparentemente muy tempranas, 10-12 años.. Pero con un poco más de atención, podemos también percibir la cantidad de información errónea, incluso perjudicial, para su propia salud física y el desarrollo de una sexualidad sana, que estos niños y futuros adolescentes, se transmiten unos a otros o reciben de diferentes ámbitos, familiares, publicidad, revistas, televisión, etc.

En el ámbito sexual nos encontramos con un problema importante “la vergüenza, la timidez, el que dirán” por eso es habitual que en las encuestas o en cualquier pregunta sobre sexo, prime la apariencia social antes que el deseo o la preferencia personal. Sobre la cuestiones planteadas en el cuadro anterior hay que explicar que son mitos sexuales, es decir creencias irracionales basados en información equivocada. Por lo tanto las respuesta correcta a todas ellas será el no. Es habitual darnos cuenta de que algunos de estos “mitos sexuales” siguen estando con nosotros en la edad adulta. Podemos imaginarnos entonces la importancia de la información que tenemos entre nuestros amigos y el grado de asimilación real que hay de la misma.

La sexualidad del ser humano se desarrolla desde la infancia y es importante empezar a educar en unos “valores sexuales” sanos. Resulta fundamental hablar con naturalidad sobre el sexo, pero adaptando el lenguaje a la edad del niño, mostrar el afecto en la pareja sin que ello tenga que ser una muestra de sexo explícito, interesarnos por el tipo de información que le llega a nuestros hijos, en definitiva, reconocer que el sexo y la sexualidad son algo natural en la vida de todo ser humano. Algo que todos reconocemos en nuestro fuero interno pero que resulta más difícil expresar en el ámbito social que nos rodea.

Todas estos elementos pueden influir de manera muy negativa en los momentos de intimidad sexual, desde la adolescencia a la edad adulta. Podemos estar preocupados por si estaremos a la altura, por si se enfada cuando le diga que me gusta esto, por lo que se espera del rol masculino o femenino, o incluso por creer que tenemos un problema sexual ante la primera pérdida de erección, o falta de orgasmo.

Ni que decir tiene la importancia que una mala experiencia sexual puede tener en la autoestima de una persona, máxime si esa sensación de “fracaso” se repite en el tiempo. Lo cierto es, que la mayoría de esos “fracasos”, en su inicios, tienen más que ver con un mala información que un problema personal o físico. Este tipo de situaciones pueden convertirse en auténticos quebraderos de cabeza para padres, profesores y los propios adolescentes. Sólo tenemos que recordar lo que supone un embarazo no deseado, por el hecho de no emplear el preservativo ya que “el me dijo que no sentía lo mismo y yo accedí” o “no te preocupes que yo controlo y pongo la marcha atrás a tiempo” .

En el lado más trágico de estas situaciones, los abusos sexuales amparados en el consumo de alcohol , el acceder a determinados tipos de relaciones sexuales para no ser rechazado, y un sin fin de situaciones que iremos planteando en sucesivas ediciones.

El interés por las relaciones sexuales, bien dentro del ámbito de la pareja, o en el contexto de encuentros esporádicos, queda demostrada en el grado de interferencia que éstas pueden crear en las personas y el elevado número de demandas de ayuda directas o indirectas que llegan a las consultas médicas y psicológicas. El bienestar físico y sobre todo el bienestar mental, está influido por la satisfacción en nuestros encuentros sexuales. Además una realidad mayor, como es la pareja, puede verse afectada de forma negativa si nuestros momentos de alcoba dejan de ser satisfactorios.

En la edad adulta toda la información recibida durante la adolescencia y durante nuestra madurez nos puede llevar a tratar de realizar posturas inverosímiles, mantenerna relación coital interminable, tener orgasmos como las mujeres de las películas, o cumplir con la frecuencia de encuentros que establecen las estadísticas. Las relaciones sexuales son va más allá de todo eso. Se trata de buscar la satisfacción personal y conseguir el disfrute de la otra persona. Cada encuentro sexual depende del estado emocional, la implicación en la relación, las apetencias, los deseos, los miedos y las preferencias. Si mantenemos una relación más o menos estable, la comunicación, la confianza y la experiencia mutua conseguirán que cada relación sea más fructífera. Es habitual mantener relaciones esporádicas y percibir que no había una conexión adecuada con nuestra cita sexual. No hay que olvidar tampoco que un gran número de mujeres no sintieron placer en las primeras relaciones sexuales durante su adolescencia, y tristemente, muchas siguen sin llegar a ese orgasmo con sus parejas estables en la edad adulta.
Otro factor que puede interferir en nuestra vida sexual es el ritmo frenético al que estamos sometidos en las grandes ciudades, largas jornadas de trabajo, estrés laboral, poco tiempo para compartir con la pareja, etc La excitación es como el sueño aparece cuando se dan las condiciones adecuadas, por tanto sólo tenemos que preparar un poco el ambiente, a la persona, y reducir todo lo que interfiera, prisas, estrés, y obligaciones, de esta forma permitiremos que nuestro cuerpo responda a algo para lo que está preparado por naturaleza.

Para finalizar recordaremos que aunque nuestro cuerpo, efectivamente, está preparado para el disfrute de las relaciones sexuales. Es necesario un aprendizaje previo que pasa por el conocimiento del propio cuerpo, algo que suele iniciarse en edades muy tempranas pero que tiene su momento álgido en la adolescencia con la masturbación y los primeros escarceos sexuales, y posteriormente por el conocimiento del cuerpo de nuestra pareja. Cada mujer y cada hombre nos mostraran un legado de nuevas experiencias de las que podemos aprender las particularidades de cada sexo y los matices de cada persona.

Como podemos observar la sexualidad se encuentra entrelazada con aspectos fundamentales para el desarrollo personal y social, por lo tanto no podemos escondernos cuando surjan problemas en este ámbito, si no tratar de solucionarnos para poder mejorar. Además no debemos olvidar la importancia que tiene para muchas personas la estabilidad emocional a la hora de mantener relaciones sexuales y lo que eso implica en el cuidado de la relaciones de pareja, la comunicación, la comprensión, el tiempo juntos, la dedicación personal, etc. El mundo de la pareja será otro de nuestros objetivos prioritarios.

¿Sabemos tanto sobre el sexo como creemos? ...

Yo me atrevería a decir que no; pero podemos aprenderlo. Y si alguien considera que sí, puede seguir aprendiendo aun más.


1 comentario:

  1. Interesante. Muy, muy interesante esta entrada sñr Mancini...
    Yo no se ni una cuarta parte de lo que debería de saber, a decir verdad. Y últimamente pienso mucho en la información errónea que se tiene con 14 o 15 años, por cosas que han pasado y que ya te contaré, y sobretodo por la madurez mental que NO se tiene a esas edades para mantener relaciones sexuales.

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